"Desde que estoy en Detergente Líquido hemos hecho muchas versiones, pero ninguna me ha hecho tanta ilusión como ésta. Ahora ya sólo me falta versionar a Mecano y Amaral. Pero es que mi historia con LODVG es especial.

Tenía 12 años cuando su primer disco cayó en mis manos…pirata, por cierto. A mi mejor amiga y a mí nos gustaba entrar en una relojería en San Fernando que tenía muchos relojes originales…y en la que siempre sonaba Dile al Sol. El disco completo, canción tras canción, una y otra vez. Y nosotras dos las cantábamos en voz bajita mientras curioseábamos todos los relojes. A la dependienta no le dejábamos ni un duro, pero creo que le hacíamos gracia. Nunca nos echó de allí.
En esa época estaba todos los días con mi mejor amiga, y escuchaba el disco casi todos los días en mi casa también. Ellos y Shakira fueron los culpables de que me encerrara en el cuarto a berrear todas sus canciones. Creo que Alberto Rodway nunca conseguirá que me aprenda las suyas tan bien como las de LODVG.

Cuando mi amiga y yo quedábamos por las tardes, cantábamos canciones de LODVG. Inseparables: mi mejor amiga, La Oreja y yo.
Luego llegó El Viaje de Copperpot (pirata también). También me lo aprendí, y durante unos años tuve un póster de la portada colgado en mi habitación. Con 14 años, todas las canciones parecen poder aplicarse a algo que te está pasando. Pero durante los años en que ése fue el último disco de La Oreja, fueron pasando cosas: llegaron más cantantes que también me gustaban, llegaron novios, y la oreja, mi amiga y yo ya no nos veíamos tanto.

Lo que te conté mientras te hacías la dormida (y luego dicen de los títulos de Detergente Líquido) me lo regaló el que era mi novio por aquel entonces. Original, como deben ser los regalos. Un año antes de entrar en la universidad todavía se tiene la región frontal del cerebro echa una mierda por culpa de la adolescencia, y las canciones de LODVG vienen de lujo para alimentar los enamoramientos. El primer disco de la Oreja que no compartí con mi mejor amiga. El primer disco de La Oreja que, aunque me gustaba, ya no me parecía tan especial.

Guapa me llegó por sorpresa durante la carrera, como las llamadas y quedadas con mi amiga. Sí, estaba ahí, sí, seguía siendo parte de mi vida, pero ya no era el centro. Ni LODVG ni mi amiga.

La Oreja de Van Gogh vino a Chiclana y allí que me fui yo, en plena crisis por que había dejado a mi novio (sí, el que regalaba discos originales). Pero “oh, sorpresa” había canciones que no me sabía. Yo, fan indiscutible de LODVG, no tenía el disco. Y no lo tuve. Nunca.
Amaia se fue y yo seguía poniéndome al día de vez en cuando sobre la vida de mi amiga con algunos cafés y paseos, y sobre LODVG en internet. Ah, te cambias de piso, mira qué bien. Ah, así que esta es Leire, pues canta bien.

Y aunque había interés, resulta que “la vida no está mal pero me quita tiempo para otros temas vitales”, los años pasaron y todo se fue enfriando: mi gusto por LODVG y mi relación con mi amiga, hasta que un día llegaron las pruebas definitivas de que las tres estábamos totalmente desconectadas: “¿Qué La Oreja sacó un nuevo disco? No me había enterado” y “Por cierto, me caso el mes que viene” “Anda…enhorabuena”.

Pero pase lo que pase, incluso el tiempo y las cosas de la vida, LODVG siempre será uno de mis grupos favoritos y ella siempre será una de mis mejores amigas" - Nuria Líquida